Zurbarán y la crítica francesa de arte en el siglo XIX

El ‘Caravaggio español’

Por todo lo anterior, los aficionados al arte en Francia no podían descubrir a Zurbarán a través de sus pinturas, totalmente ausentes en las colecciones. Tampoco existían grabados de reproducción de sus obras para darlas a conocer, así como ocurría con las obras de artistas italianos, franceses o flamencos. Sin embargo, su nombre apareció en Inglaterra en 1739, cuando las vidas del Parnaso español de Palomino fueron traducidas al inglés. Mejor informados que los franceses de lo que se hacía en España, los ingleses publicaron también en1742 el texto original de Palomino. En Francia, dicha obra, fundamental para los historiadores de entonces, no llegó a traducirse por completo, pero si salió en 1749 una adaptación al francés: Histoire abrégée des plus fameux peintres, sculpteurs et architectes espagnols…traduit de l’Espagnol. De Don Antonio Palamino [sic] Velasco…, Paris, MDCCXLIX. Aunque exageradamente reducida, esta traducción anónima fue de gran utilidad para informar al público francés ilustrado[7]. Francisco de Zurbarán no tuvo mucha suerte en dicha Histoire abregée, puesto que su vida redactada por Palomino apareció abreviada a menos de la mitad. Reproducimos aquí este brevísimo texto responsable, a mi parecer, del apodo que se le encasilló a Zurbarán hasta muy entrado el siglo XX:

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