XX. Del principio y motivos que hubo para los grandes disgustos y persecuciones que se levantaron contra el señor obispo y los religiosos

Hay en esta ciudad una bonica iglesia, bien labrada, de madera y cubierta de teja, las paredes son de adobes y ladrillo. Digo bonica para según son las iglesias en aquesta tierra en los pueblos de españoles, aunque sus casas son azas soberbias y galanas y costosas, como parece en Méjico y en otras partes. Habría también en esta provincia cinco clérigos en toda ella, un deán, un canónigo, y los demás clérigos simples.[1] El obispo trajo un maestreescuela que fue el solo clérigo que llegó acá con él, el deán era jurista y canonista y gran abogado, el canónigo teólogo muy recogido y callado y verdadero sacerdote del señor, de quien hemos de hacer larga memoria adelante. [2] El maestreescuela era también docto canonista, los demás, eran hombres idiotas y mozos y, de ellos, estaban en los pueblos ganando la vida a bautizar indios, y, aun el uno calpixque[3] o poco menos, el otro sembraba caña cabe un ingenio para haber parte de las azúcares:...

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