Tiempo y «tempo»

La luz es metáfora del tiempo, y el tiempo usa de la luz para expresar que existe, que tiene efectuación y cumplimiento de transcurso; y ambas cosas constituyen una suerte de líquido amiótico, aqua micans, en la que, al cabo, se sumerge (y, en realidad, se hunde: cámara lumínico-tempórea), lo sepa o no, quien escribe, quien lee. De este ámbito, de esta atmósfera, daba cuenta el texto extraordinario de Marcel Proust sobre el leer, como sucede en tantas otras veces y ocasiones que el escritor utilizó para modelizar su experiencia intelectual, poética: «No hay quizás días de nuestra infancia que hayamos vivido tan plenamente como los que hemos creído pasar sin vivirlos, aquellos que hemos pasado con un libro preferido.» El lecto-escritor está y, simultáneamente, no se encuentra en la escena donde su cuerpo se pone en contacto con esta peculiar dimensión de su actuar. Marcel Proust afirmará que lo más importante en el desarrollo diegético, en lo que es el hecho...

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