Primeras fundaciones. La Sociedad Antropológica

Esa concentración de cerca de 500 médicos, 178 dentistas y con seguridad más de 200 farmacéuticos de los 450 que menciona Trelles,[1] además de un centenar de literatos y hombres de ciencia, resultaba suficiente para reclutar entre sus miembros a profesionales interesados en formar parte de las sociedades científicas, teniendo en cuenta que la adhesión a esos proyectos no era ni unánime y ni siquiera masiva. A pesar del escepticismo que siempre acompañó a buena parte de los proyectos asociativos era mucho más fácil involucrar a unas cuantas decenas de profesionales entre varios centenares que en otras ciudades y localidades, donde por excepción llegarían a un total de dos, tres o cuatro decenas. En la capital se disfrutaba además de un ambiente intelectual más propicio, que va desde edición de la gran mayoría de las revistas científicas que aparecieron en el siglo XIX hasta las mayores posibilidades de acometer la investigación y la ciencia experimental en...

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