Luis de Oteyza

PRÓLOGO A PICARESCA PURITANA

Me une al autor de Picaresca puritana una de esas raras amistades que pueden ser calificadas de fraternales sin hipérbole y sin que acuda al recuerdo sonriente el nombre de Caín. Amistad larga y fiel, rica en pruebas mutuas, no ha necesitado jamás de la lisonja para sostenerse, y ha subsistido sin la menor sombra a trueque de una irreductible discrepancia literaria.

Este sitio web utiliza cookies, propias y de terceros con la finalidad de obtener información estadística en base a los datos de navegación. Si continúa navegando, se entiende que acepta su uso y en caso de no aceptar su instalación deberá visitar el apartado de información, donde le explicamos la forma de eliminarlas o rechazarlas.
Aceptar | Más información