Los órdenes arquitectónicos y la arquitectura griega del período arcaico

El templo griego

La más honda diferencia que separa a la polis griega del burgo prehelénico es la aparición del templo como alma de la ciudad y objetivo primordial, casi único, de la arquitectura. El templo constituye una unidad cerrada en sí misma, que por estar sujeta a estudiadas medidas de proporción y ritmo, no se acomoda a reducciones o ensanches sin grave detrimento de su belleza. El templo es la casa de un dios o, más exactamente, la casa de la estatua de un dios, donde los fieles nunca se reúnen en asamblea. Todo el ceremonial religioso, los sacrificios inclusive, se desarrolla fuera del templo, en torno a los altares que hacen llegar a la deidad el«sabroso humo» de los holocaustos. En estos mismos parajes, a la sombra del templo, la vida griega florece en ciertos aspectos: allí se santifican las leyes y los tratados, o se escucha la voz de los oráculos; allí la ciudad dedica estatuas a sus vencedores olímpicos, o glorifica al dios con certámenes que estimulan el desarrollo de la lírica coral, la música y el drama. Sólo los muertos permanecen alejados del templo y de la ciudad de los vivos, en una necrópolis de las afueras, donde surgirán formas especiales de templos, destinados al culto de los héroes y de los dioses de ultratumba.

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