Las expediciones científicas del siglo XVIII y los ilustrados canarios

Introducción

El científico francés Bory de Saint Vincent señaló que «desde Justine, los tres impostores y nuestros periódicos hasta Montesquieu, Helvetius, Rousseau, Voltaire, etc. (...) son devorados, más que leídos por los habitantes de Canarias, que, no obstante prefieren las buenas obras y que tienen una sensatez, un patriotismo y sienten una admiración hacia nosotros de la que es difícil hacerse idea. En las largas conversaciones que tuve con notables de la isla, no dejaba de recordar con asombro a cuantos había oído denostar de nuestra patria en Francia. ¿Dónde están, me decía, esos hombres insensatos que fingen creer que los franceses por haber conquistado la libertad, dan horror a las naciones extranjeras? Si nos odian sólo es porque nos temen. Confieso que nunca he sentido tanto la ventaja de ser francés; jamás he experimentado un movimiento de orgullo nacional tan fuerte como cuando he visto a extranjeros instruidos alabar a Francia con entusiasmo e incluso, quizás, con exceso»[1].

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