La época helenística

Arquitectura

La nota más saliente que se percibe al contemplar el arte helenístico en su conjunto es la falta de una arquitectura barroca de vuelos análogos a los de la escultura. Los efectos escénicos que a veces se buscan, ciertos elementos decorativos, como los frisos de roleos de acanto o de palmetas agitadas como llamas, no alcanzan a destruir la impresión de que los arquitectos obedecen al dictado de los principios tradicionales. Su mayor novedad consiste en la aplicación de los órdenes a grandes conjuntos monumentales, que ahora se levantan en plazo muy breve y responden por ello a una unidad de concepción. Dada su enorme expansión geográfica, parecería natural señalar en el conjunto ciertos caracteres regionales, pero es demasiado poco lo que se conoce para este menester y, por otra parte, muy grande la unidad cultural de los reinos helenísticos. En general, los edificios de Pérgamo, por ejemplo, producen la impresión de ser más severos —podría decirse, incluso más griegos— que los de Siria y Egipto, pero los términos de comparación en estas dos regiones son muy posteriores a los de la primera, pues como en seguida diremos, casi toda la arquitectura conservada aquí, aunque helenística en esencia, cae dentro de la época romana, incluso en la muy avanzada.

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