La colección de vasos griegos

Historia de la colección

En el coleccionismo de los siglos XVIII y XIX los vasos griegos eran muy apreciados. No había viajero que se resistiera a poseer estos objetos codiciados por su belleza o por su prestigio intelectual y social. En Italia los yacimientos arqueológicos que en estos años ven la luz, sobre todo necrópolis, proporcionaban un gran número de vasos que algunos aún llamaban «etruscos» y que se habían puesto de moda a raíz de la publicación de la colección de sir William Hamilton por el barón d’Hancarville.

Goethe, cuando pasa por el reino de las Dos Sicilias, describe así este ambiente: «Ahora se pagan grandes sumas por los jarrones etruscos, y es cierto que entre ellos se cuentan piezas bellas y excelentes. No hay viajero que no quiera tener alguno». [1]

La curiosidad por la cerámica la sintió también el duque de Alba aunque no era ni mucho menos una prioridad en su coleccionismo. En sus diarios de viaje cuenta que visitó las colecciones de varios museos públicos y de colecciones privadas como, por ejemplo, en su visita a Nápoles. [2]

Dentro del fenómeno que supuso el Grand Tour en Europa los coleccionistas españoles no jugaron un gran papel si los comparamos con ingleses o alemanes. La colección del duque de Alba supone una excepción y puede considerarse como la más antigua y más amplia de las colecciones privadas españolas aún conservada en su sede originaria. [3]

El estudio del Archivo Alba [4] permitió descubrir que Carlos Miguel adquirió en Italia sesenta y nueve vasos de los cuales cuatro fueron para regalárselos a su madre. Según la documentación publicada, la colección se forma en un lapso de tiempo relativamente corto a partir de lo que se desprende de la documentación, entre el 9 de marzo de 1816 y el 31 de agosto de ese mismo año entre Nápoles, Monterosso y Palermo.

Sólo conocemos el nombre de uno de los vendedores: Pietro Luigi Moschini, capitán de la Armada Real del rey de Cerdeña, transferido a Nápoles en 1802 donde formó una colección de más de mil vasos. El Duque compró algunas piezas de esta colección antes de que Moschini las vendiera en 1824. Actualmente la colección Moschini se conserva en el Museo di Antichità de Turín. Moschini vende al Duque veintiún vasos de diferentes formas y tamaños que distribuidos en cuatro cajas fueron expedidos en 1817 desde el puerto de Nápoles a Livorno desde donde fueron embarcados hacia Alicante para acabar en Madrid. Entre los efectos del Duque enviados en 1817 desde Nápoles por medio de Emanuel Gnecco se hallaban:

«N.º 11 Casse contenenti 21. Vasi Etruschi, un tripode, un Vaso ed una tazza di marmo». Los ventiuno vasos ocupaban las cajas 5 a 8 y los objetos de mármol de la 9 a la 11. Moschini custodiaba también la caja con los vasos de la Duquesa y una con los de la Marquesa de Ariza. Según las indicaciones recogidas por el Duque, cinco vasos procedían de Sicilia (tres de Monterosso y dos de Palermo).»

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