IX. El fin de los sueños: Las abdicaciones de Bruselas (1552-1555)

El 18 de julio de 1551 se registraba en el ya citado dietario de la Seo de Valencia que, por carta de Luis de Requesens, “era aribá la nova como lo princep Don Phelip Joan, senyor nostre, era aribat y desembarcat en Barcelona”. Puede que para los canónigos valencianos el retorno a la península de su príncipe “Felipe Juan” significara un regreso a la normalidad, al viejo mundo de las esperanzas y de los modelos hispánicos, pero se equivocaban. Aunque era cierto que el 12 de julio de 1551 el heredero había pisado de nuevo tierra española, era otro hombre muy distinto. Ya no era una figura de cera, fácil de moldear, como le describiera Estefanía de Requesens en su infancia. Su periplo europeo y la asunción de una gran parte de la herencia paterna tras las conversaciones familiares de Augsburgo, le habían abierto las puertas a un período de madurez y al inevitable desarrollo de una estrategia política propia. El descubrimiento de la Alemania protestante durante el...

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