Introducción: un dónde, un cuándo y un cómo. Las coordenadas de un discurso

Pues es difícil hablar con propiedad en una ocasión en que la apreciación de la verdad a duras penas queda asegurada, ya que el oyente informado y bien dispuesto quizá piense que lo que se le revela es de algún modo inferior a lo que él desea y sabe, mientras que el ignorante puede creer, por envidia, que hay un tanto de exageración, si es que oye algo que está por encima de su naturaleza. Y es que los elogios de otro pueden soportarse en la medida en que cada uno se considere capaz de hacer algo de lo que oyó, mientras que los hombres, movidos por la envidia, desconfían de lo que les supera. Tucídides. El discurso fúnebre de Pericles [1] ¤ ¤ ¤ ¤ ¤ ¤ ¤ ¤ ↑ [1]Tucídides: El discurso fúnebre de Pericles(edición bilingüe con introducción y traducción de Patricia Varona Codeso), Sequitur, Madrid, 2009, pp. 65-67. El historiador en su gabinete. El juicio histórico y la Filosofía de la Historia Nota...

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