Introducción (Sospechosos habituales)

En torno a la americanización

El debate intelectual sobre el significado e implicaciones del fenómeno americanizador tuvo su primer momento de esplendor en la Europa de entreguerras. La crítica conservadora de la modernidad presentaba los cambios sociales de la época como consecuencia de la vulgarización del hecho cultural y la política de masas, aspectos que tendrían como máximos exponentes a los productos y modelos culturales que por entonces ya exportaba con éxito Estados Unidos.[3] La polémica dio el salto al ámbito académico durante los años sesenta y setenta. La aplicación de la teoría marxista a los análisis sociales, junto a la repercusión de la Guerra de Vietnam, el movimiento de los derechos civiles o el escándalo Watergate entre otros acontecimientos, impulsaron un debate fuertemente politizado sobre el significado y las consecuencias globales de la hegemonía norteamericana entre sociólogos, teóricos de la comunicación y antropólogos culturales de ambas orillas del Atlántico. Tomando como hipótesis de partida la supuesta motivación imperialista de la política exterior estadounidense, las distintas aproximaciones coincidieron en advertir el peligro que representaba semejante hegemonía para la diversidad cultural del planeta. Términos como «imperialismo cultural», «contaminación» o «contagio cultural» evidenciaban la negativa visión predominante sobre el fenómeno.[4]

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