Introducción (En la piel de un animal)

El momento y las fuentes

Trasladar implica replegar velas para desplegarlas de nuevo, desmontar y montar, llenar y vaciar cajas, desordenar para volver a ordenar, reorganizar a fin de cuentas, un proceso delicado y temido que, con frecuencia, conlleva considerables pérdidas y descartes de material. Sin embargo, más allá de la incomodidad transitoria, del esfuerzo organizativo y de la sobrecarga de trabajo, toda mudanza es una clara oportunidad de renovación, el punto de partida ideal para plantearse nuevos desafíos, algo fácil de entender por simple economía doméstica. Embalar un museo para, más tarde, instalarlo en otro lugar es, de hecho, el momento propicio para repensarse la institución y, en cierto modo, fundarla de nuevo.

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