III. Donde se prosigue el viaje desde Mérida hasta la llegada a la ciudad de Sevilla
El vicario de Mérida nos guió a una buena posada
y en llegando nos envió pan y vino, que era lo que
más habíamos menester; enviónoslo con Juan Hurtado,
negro suyo, gran amigo de predicadores y muy tentado
por predicar y así nos predicó luego allí un sermón de
la cananea de que no nos holgamos poco. Allí comenzamos
a conocer la buena cristiandad de Pesquera y su mucha
humildad porque es cierto excedía a la nuestra. Este es
Pesquera el que inventó los colegios de niños pobres: hizo
muchos así en España como en las Indias; de donde han salido
muchos bienes y estorbádose muchos pecados. El agua
que llovía era tanta que el río de Mérida no se podía pasar
ni aun por la puente[1] y así nos fue preciso el detenemos
allí el día siguiente y holgamos mucho por remendar los
zapatos y lavar la ropa, y ver las cosas antiguas de aquella
ciudad. Viendo Pesquera el tiempo tan recio que hacía y
que pudiera ser que los navíos estuvieran ya para partirse,
comenzó a...
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