I. “¡... por la gracia de Dyos, príncipe de Spaña!”

«Hallo en la hora del nacimiento de su Majestad, cuanto a la hora, diversas opiniones, que el día es cierto a 21 de mayo del año 27, y cuanto a la hora dice el prior don Fernando de Toledo que entre las 12 de medio día y la una, un astrólogo dice lo que su merced verá por su billete, aquí incluso, y lo que sé en ello, decir podrá el mejor astrólogo, y será al menos todo vanidad, que los principios de su arte son imaginarios más que ciertos.» De este modo respondía en 1583 el cardenal Antonio Perrenot de Granvela al secretario Cristóbal de Salazar, interesado desde Venecia por conocer la fecha y hora exacta en que su rey había nacido [1]. El cardenal nada más podía decirle. Cuando Felipe II nació él tenía sólo veinte años y se preparaba para iniciar sus estudios en la universidad de Lovaina. No había sido testigo, por tanto, de como aquel día de mayo de 1527 un teatral ir y venir de damas bullía en el primer piso del palacio vallisoletano que...

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