Generalidades y aspectos historiográficos

1.1. Concepto y terminología

La palabra margen procede del término latino margo,-inis, de la raíz indoeuropea merg, de la que derivan también los términos marco, marca, marqués y remarcar, situándose muy próximo a los conceptos de límite, punto de referencia, señal, traza y borde. Sus acepciones etimológicas lo definen como un espacio que queda en blanco a cada uno de los cuatro lados de una página manuscrita, impresa o grabada, y más particularmente, el de la derecha o el de la izquierda; y como ocasión, oportunidad, holgura o espacio para un acto o suceso.1 Expandiendo su significado, podría aludir a una cantidad permitida más allá de lo que es necesario. En este sentido, el margen es un suplemento inscrito en la página, donde se transforma su función de ser el área inmediatamente adyacente al texto del que se separa por una medida,2 una cantidad o un grado de diferencia.

Uno de los aspectos más destacables en los manuscritos iluminados desde mediados del siglo xiii hasta finales del siglo xv, es lo que se conoce como marginalia. Este término, como se ha expuesto en la introducción, no se utilizó en la época medieval sino posteriormente como convención de los historiadores del arte especializados en el estudio de ornamentación de manuscritos,3 y designa la ilustración realizada en el margen o espacio ocupado entre la columna —o columnas de texto— y el límite del soporte empleado.4 Las apelaciones genéricas usadas más frecuentemente —todas post-medievales— para denominar los motivos que aparecen en los espacios limítrofes del manuscrito son Bas-de-page para composiciones elaboradas, vignettes y drôleries5 —o el equivalente inglés, drolleries6— para todos los tipos de configuraciones marginales animadas y, finalmente, grotesques para las apariciones bestiales y monstruosas. En el siglo xv eran denominados curiositates o babuini —término en relación con el simio—.7 En Inglaterra, se documenta en el siglo xiv el término babewyn para designar seres análogos en pinturas murales y objetos suntuarios. Al conjunto de la decoración marginal se le denominaba en la Edad Media vignette.8

La palabra marginalia es libre de poder asociarse con un valor positivo o negativo; sin embargo, el verbo transitivo marginar es negativo. Su significado —relegar o confinar a alguien al límite o borde prescindiendo de él—, con un claro componente social, ha recibido en algunas ocasiones un valor añadido y ha sido transferido al mundo de las marginalia. Usando el término de esta manera, las connotaciones subliminales del mismo son trasladadas a la decoración de los bordes de los manuscritos y se produce la fusión de dos realidades que aparentemente no están relacionadas.

Aunque las categorías anteriores suelen quedar reducidas a la ilustración realizada en el borde de los manuscritos, bajo la denominación de iconografía marginal podrían designarse todos aquellos temas y motivos que se desarrollan en un espacio descentralizado, al margen de la iconografía imperante, y que constituyen un discurso que se relaciona con la misma o es completamente independiente. Resulta muy interesante observar como, tanto los márgenes de los manuscritos como los artesonados; los capiteles y canecillos románicos; las arquivoltas, claves, ménsulas, gárgolas y cimeras góticas; las orlas sepulcrales y las misericordias de las sillerías de coro, desarrollan los mismos temas en un lugar conceptualmente similar, pero donde se han empleado técnicas artísticas variadas y diversas.

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