Enfoques en el estudio de las controversias en la ciencia

Enfoque positivista

El estudioso social positivista acepta la visión ortodoxa sobre la ciencia. Así, por ejemplo, si los científicos dominantes afirman que la fluoración no entraña ningún peligro, el positivista asumirá como punto de partida para su análisis social el criterio dominante. Desde esta perspectiva, el debate científico es legítimo cuando la evidencia es incompleta o contradictoria. Una vez han sido resueltas las incertidumbres, sólo la obstinación o el inconformismo se resisten al poder persuasivo de las pruebas científicas. Si a pesar de la evidencia persiste la controversia, el científico social positivista enfoca el problema desde la «sociología del error» (v. § I.2.1.1). Si la fluoración se valida científicamente como un procedimiento inocuo y eficaz contra las caries, el sociólogo positivista se presta a indagar cuáles son las razones por las que los ciudadanos se oponen a una práctica tan recomendable. Entonces tiende a explicar esa oposición ciudadana apelando a restricciones educacionales (analfabetismo científico) o, incluso, psicosociales (enajenación, confusión, aspectos demográficos, intoxicación informativa, etc.) (ibíd., p. 509). Esta aproximación presenta dos grandes limitaciones: (i) depende del orden científico establecido, y (ii) desprecia la influencia de los factores sociales sobre la propia estructura cognitiva.

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