El proyecto centralizador de Sarmiento

Domingo Faustino Sarmiento heredó una fuerza militar descentralizada, caracterizada por una composición dual —Ejército de Línea y Guardia Nacional— que proyectó el poder militar de los gobernadores y, a su vez, permitió establecer una íntima relación entre las armas y la política. Lidiar con un Ejército cuyo funcionamiento se veía mediatizado por los mandatarios provinciales, la política local, los liderazgos militares regionales y el principio de ciudadanía en armas no fue una tarea sencilla. Ya en funciones, Sarmiento decidió introducir reformas y ejecutar acciones que orientaran al Ejército hacia un perfil centralizado y profesional. En primer lugar, redefinió la posición del poder central frente a los gobernadores y al Ejército de Línea. Además de utilizar la «intervención federal», Sarmiento demandó a sus ministros un expeditivo tratamiento y eventual rediseño de las atribuciones de los mandatarios provinciales en materia militar.[1] En sus...

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