No hay que ir más allá de una simple gota de agua para comprobar que el secreto de la materia y de la vida reside en lo diminuto. Según las leyes que imperan entre las moléculas, la estructura de una gota de agua, si es lo suficientemente pequeña, la hace, forzosamente, esférica: la forma óptima en la naturaleza para conservar la integridad en el medio. Ampliar Y siendo este el único propósito que hasta ahora conocemos de todo lo que nos rodea, no existen mejores participantes en esa apuesta que los más pequeños. El planeta, desde la aparición de la vida, ha estado, está y estará hasta su fin gobernado por los seres microscópicos –virus, bacterias, protozoos–, pero también por la vida diminuta, representada esencialmente por los insectos. Si las bacterias fueron los primeros organismos que poblaron la Tierra y dieron origen a toda la vida que conocemos hoy, no por ello han dejado de extenderse, diversificarse y adaptarse mejor que nadie a los cambios a lo...