El impacto del fluído eléctrico en el Real Colegio de Cirugía de Barcelona (1798-1806)

Introducción

A mediados del siglo XVIII, el abad y profesor de física experimental Jean-Antoine Nollet (1700-1770) definió la electricidad como algo de carácter a la vez irritante y estimulante, un agente penetrante, capaz de existir en dos formas distintas —positiva y negativa—, que determinadas substancias podían conducir. El fluido eléctrico y la electricidad estaban en relación análoga a como lo estaban la luz y el fuego, de manera que algunos científicos creyeron que la electricidad, el fuego y la luz deberían tener un origen común [1]. Los experimentos realizados por Luigi Galvani (1737-1798) a finales del siglo XVIII abrieron las puertas al estudio del fenómeno eléctrico y al desarrollo de la fisiología animal, incluidos los importantes y decisivos trabajos de Alessandro Volta. En 1791, Galvani, profesor de Obstetricia en la universidad italiana de Bolonia, describió cómo el músculo de una rana preparada para disección era capaz de experimentar contracciones cuando el nervio crural de este batracio era conectado a un arco metálico, arco compuesto generalmente por dos metales distintos. En su teorización Galvani hacía la analogía entre la preparación nervio-músculo y la botella de Leyden. El nuevo fenómeno observado fue denominado “galvanismo”, siendo el “fluido galvánico” su responsable, una sustancia que tendría la misma naturaleza que el “fluido nervioso”, descrito ya en el siglo XVII [2].

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