El arte creto-micénico

Arqueología, cronología y lenguaje

Figura 1. Copa del estilo de Pyrgos.
Figura 2. Jarro del estilo de Hagios Onouphrios.

El origen asiático de una gran parte de los colonos de Creta se infiere de los utensilios hallados en las ruinas de sus más antiguas habitaciones. Las toscas figurillas humanas acurrucadas que les servían de amuleto, las cazuelas sin brillo y la cerámica gris de los niveles más bajos de estos yacimientos, ostentan el sello de su origen oriental. A la vista de tales indicios, Sir Arthur Evans, el más afortunado y constante explorador del subsuelo cretense, consideraba la Creta neolítica «como el brote insular de una extensa provincia anatólica». Pero al propio tiempo abundan en el sur de la isla documentos de otra especie, que atestiguan la presencia de algunos núcleos egipcios en los comienzos de la Edad del Bronce. En este sentido, los índices más elocuentes los proporcionan la técnica de los lapidarios, el gusto por determinadas piedras para fabricar sellos y vasos, los amuletos con figura de momia o de mico, el uso del sistro para las ceremonias religiosas y, finalmente, una prenda tan característica como el taparrabos cretense.

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