Las urgentes solicitudes que me llegan día tras día de parte de los que sufren en casi cada manera imaginable los efectos negativos del actual desvencijado sistema, hacen imperativa la tarea en la que tomo parte para definir tales medidas prácticas como las que están siendo adelantadas para ofrecer el alivio que tan ansiosamente se busca. Los males que enfrentamos son tanto mentales como físicos; pero los que afectan al cuerpo requieren ser tratados a la mayor brevedad; y todo individuo que sienta o que se compadezca de los sufrimientos de los otros es llamado a prestar su más cuidada atención a los medios que puedan disponerse para conseguir tal propósito. Sin importar cómo de alejada de la experiencia o cómo de retórica sea la literatura que los hombres viertan sobre el asunto, se descubrirá ahora que ningunas otras medidas más allá de las que he propuesto, poseen en cuanto a sus consecuencias últimas, un valor en la práctica realmente. En consecuencia, vuelvo a...