[Publicado en el periódico Star, el 15 de abril de 1819, y en el Examiner, el 25 de abril de 1819] Los verdaderamente inteligentes en Europa y en América, a través de su silencio cuando se les llama a la palestra, admiten ahora la veracidad de los principios que he defendido a modo de preliminares para la introducción de un Nuevo Sistema para el gobierno de la humanidad. Hasta aquí, ningún individuo, ni en este país ni fuera de él, que posea cualquier conocimiento acerca de la teoría y la práctica de cómo gobernar a los hombres o de cómo formar su personalidad, ha intentado probar la existencia error alguno en ninguno de los principios desarrollados en «Una Nueva Visión de la Sociedad». A la luz de un examen concienzudo, se presentan como leyes naturales, y así parecen también irrefutables. Todavía hasta hoy, todos los hombres han sido obligados, desde su infancia, a pensar y a actuar como si otras nociones distintas fueran verdad, y como nunca han visto tampoco a...