Del samurái al acorazado: evolución de la imagen de la guerra en el grabado japonés de la era Meiji (1868-1912)

Modernización, guerra y grabado

La transformación de Japón en un país moderno se produjo de una manera asombrosamente rápida en la segunda mitad del siglo XIX. Este proceso se inició tras la presión de las potencias occidentales para que se abrieran algunos puertos, en un momento en que la crisis del gobierno de los shogunes Tokugawa propiciaba también una disputa por el poder que concluyó con la Restauración Meiji en 1868. A lo largo del periodo Meiji (1868-1912), el exótico Japón de las geishas y los samuráis se convirtió en una de las potencias más importantes del mundo, gracias sobre todo a sus victorias en las guerras Sino-japonesa (1894-1895) y Ruso-japonesa (1904-1905), que tuvieron una extraordinaria repercusión mediática[1].

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