De la ascesis a la bioascesis

Las ascesis clásicas tenían una dimensión político-social fundamental, cuyo objetivo era siempre el otro y la ciudad, eran expresión del amor al mundo. La presencia del otro y del mundo garantizaban la realización del cuidado de sí. Los ascetas representaban la solidaridad del grupo y canalizaban valores, necesidades, miedos y esperanzas de la comunidad. La ascesis como resistencia cultural y política y como expresión de una voluntad de singularización, estilo, separación, alteridad y de constitución de formas alternativas de subjetividad y sociabilidad cede lugar en las modernas bioascesis a la voluntad de adaptación, conformidad con la norma como la única forma de protección para los individuos. La ascesis se transforma en disciplina y se despolitiza. La pluralidad se anula, o sea, la existencia de un espacio ‘entre’ los individuos, un mundo común, que los una o separe manteniendo siempre la distancia entre ellos, y la diversidad se transforma en...

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