Conclusiones (Mundos perdidos: VII)

La siguiente escena ilustra bien lo que he tratado de mostrar en este capítulo. David acaba de discutir con Lucy y, enfurruñado, sale de casa. Camina hacia el establo y, de pronto, en la parte trasera, se encuentra cara a cara con un terrible espectáculo. Un grupo de personas, reunidas en torno a una hoguera recién extinguida, escucha las palabras de un hombre de mediana edad: «He has a shaven head and a bull neck; he wears a dark suit and, around his neck, a gold chain from which hangs a medal the size of a fist, of the kind that chieftains used to have bestowed on them as a symbol of office. […] The man is speaking, orating in rounded periods that rise and fall (135). » David contempla, entre asombrado y desafiante, la escena. Nada se dice al respecto, pero el lector no puede dejar de asociar al orador de ese arcaico grupo con el profesor David Lurie ante un conjunto de alumnos. El conocimiento ha sido sustituido por la superstición; el profesor, por el antiguo...

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