Capítulo XII. El objeto de la teatralización narrativa

El hombre es un pobre actor que sube una hora a escena y allí se agita y, al cabo, nadie vuelve a oír hablar de él (Macbeth, Shakespeare). Reiteradamente se ha hablado del carácter intermodal de la obra de Cunqueiro; como novelista rompe los moldes tradicionales del género; antigua pretensión que también proviene del romanticismo; ya Friedrich von Schelegel[1] afirmaba que el romanticismo se proponía la disolución y mezcla de los géneros literarios, si bien pretendieron vitalizar especialmente el diálogo entre prosa y poesía de modo que fuese imposible trazar una frontera entre ambas. La novela tenía que ser al mismo tiempo prosa y poesía sin ser enteramente ni lo uno ni lo otro; se hacía, pues, especial hincapié en el enriquecimiento poético del lenguaje narrativo, pero apenas se habló de enriquecerlo incorporando elementos propios del arte dramático. Hay que aclarar que la fusión de los géneros nunca pretendió la confusión; que una novela potencie...

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