Capítulo VII. Servicios comunitarios y liderazgo

Cambio planificado en España

Enfrentada como estaba con la enorme tarea de reconstruir el país tras la Guerra Civil de 1936-1939, España parecía ser a mediados del siglo XX uno de los países europeos más atrasados. Dividido por el regionalismo, coartado por una tradición de conservadurismo intelectual y tecnológico, y obligado a enfrentarse a la necesidad de conciliar a unas gentes con heridas aún sin cicatrizar, el país tenía pocos recursos y poco podía hacer salvo lamerse las heridas y preocuparse por lo más inmediato: alimentar y alojar a su población. Aislado física y psicológicamente por los Montes Pirineos, la lucha por la reconstrucción continuaba. La pérdida de las reservas de oro durante la Guerra Civil y la falta de ayuda exterior —y mucho más de inversiones extranjeras hasta el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial— significaron que el país no estaba en condiciones de llevar a cabo los masivos planes de saneamiento que tan urgentemente necesitaba. Y no es que se ignorara dónde estaban los problemas, sino más bien que los medios para solucionarlos resultaban económicamente inalcanzables.

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