Capítulo IV: La Guerra Civil

El triunfo de la conspiración

En medio de las especulaciones sobre una posible intervención norteamericana, las iniciativas diplomáticas lograron que los contendientes acordaran un cese de las hostilidades de veinticuatro horas para que los extranjeros pudieran salir de la capital. Según todas las informaciones recibidas en España, la tregua no fue respetada por ninguno de ellos, aunque ambos se acusaron mutuamente de la ruptura. El gobierno afirmaba que los rebeldes la habían aprovechado para mejorar sus posiciones; éstos, por su parte, acusaban a las tropas federales de haber continuado la ofensiva, y justificaban su actuación diciendo que lo único que habían hecho ellos era defenderse.

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