Capítulo 4. Principio de la productividad histórica

Introducción

La historia conceptual constituye ya toda una línea de investigación cuyo objetivo principal es reflexionar sobre el modo en que se constituyen los hechos históricos. Desde el primer momento, Gadamer mostró un profundo interés por la orientación filosófica de este proyecto de investigación acerca de la historia. En Verdad y Método [1]Cfr. H.-G. Gadamer. VM, pp. 250 y ss. [GW 1, pp. 198 y ss.].</ref> dedica una amplia sección a analizar, entre otros asuntos, los presupuestos filosóficos inherentes a los planteamientos de la escuela histórica, la concepción histórica del mundo de Ranke, la de Droysen, la de Dilthey, etc. Gadamer era ya consciente de que la orientación hermenéutica de la filosofía sentaba las bases de un ideal de racionalidad sobre el que todos los autores anteriores andaban a la busca, contribuyendo con sus pensamientos a la creación de un clima de reflexión acerca del problema de la historia particularmente rico. Ese ideal de racionalidad, a diferencia de los actos incondicionados e indubitables de la conciencia en la filosofía moderna, se perfila tras reflexionar sobre dos asuntos capitales, a saber, por una parte: los límites que se le imponen a nuestra razón cuando intentamos pensar qué son, cómo se constituyen y cómo abordar los hechos históricos; y, por otro lado, aunque guardando con lo anterior una relación de simetría lógico-argumentativa: qué modelo de verdad es el que caracteriza a las ciencias del espíritu.Se podrían añadir algunos aspectos propios de la biografía intelectual de Gadamer para refrendar este punto de vista. Por ejemplo, que por los años cincuenta del pasado siglo fue presidente de la comisión para la investigación conceptual auspiciada por la Deutsche Forschungsgemeinschaft, por lo que organizó muchos seminarios sobre historia conceptual en la Universidad de Heidelberg. Desde el primer momento, su adhesión a este nuevo modo de concebir el estudio de la historia fue total, siquiera porque los presupuestos teóricos de la historia conceptual echaban por tierra: primero, el modelo neokantiano sobre la historia de los problemas filosóficos que él detestaba particularmente (porque en dicho modelo se presupone que los problemas filosóficos están ya dados y que únicamente asistimos a su desarrollo en el sucederse de las figuras de genio filosófico) y, segundo, porque desbarataba la idea de una historia de las concepciones del mundo urdida por encima y más allá de las diferentes sociedades.

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