Capítulo 4. Lo otro de la razón. La medicalización de la locura

La liberación de los locos y el tratamiento moral

“La mujer con cara de alucinada permanecía inmóvil, como dejándose hacer. Jean Baptiste (Poussin) pugnaba trabajosamente por desenganchar el cierre del grillete que sujetaba su cintura. La maniobra era observada de cerca por el doctor Pinel, que intentaba mantener su porte de patricio mientras una mujer besaba con húmeda veneración el dorso de su mano y un agente del gobierno jacobino le susurraba al oído preguntándole, una vez más, si aquello de ‘liberar al loco de sus cadenas’ era, después de todo, una buena idea. Al fondo, la algarabía, los gritos, la confusión habituales en el patio del asilo para locas de La Salpêtrière.”

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