Capítulo 4: la década de 1870: un punto de inflexión
Con la elección de Domingo Faustino Sarmiento como presidente de la nación y de Adolfo Alsina como vicepresidente, el proceso de organización nacional combinó características reformistas y centralizadoras. Nuevos estudios sobre el período sostienen que sus políticas tuvieron por propósito consolidar el poder y la soberanía estatales y fortalecer los instrumentos destinados a modernizar la sociedad, en especial, las comunicaciones, el sistema educativo y el Ejército. Para Sarmiento, la subordinación de las fuerzas militares debía hacerse efectiva mediante la monopolización de la violencia por parte del poder central. Este propósito suponía, en primer lugar, clausurar la tradición miliciana provincial y su versión informal, las «montoneras»,[1] y restringir las atribuciones militares que se arrogaban los gobernadores. A su vez, conllevaba la ardua tarea de centralizar el Ejército de Línea, desarticular los liderazgos militares regionales heredados de la...
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