Capítulo 3. ¿Conocemos el origen de la enfermedad?

En 1961, Hornykiewicz descubrió que los pacientes afectados por esta enfermedad mostraban una deficiencia de dopamina en la sustancia negra del cerebro. Pese a todo, los mecanismos moleculares que dan lugar a la degeneración neuronal dopaminérgica no son completamente conocidos. Entre los más estudiados destacan el estrés oxidativo, la excitotoxicidad producida por una hiperactividad de las vías excitatorias glutamatérgicas, el déficit funcional del complejo I de la cadena respiratoria mitocondrial y un déficit en la producción de factores tróficos. El estrés oxidativo es uno de los mecanismos de muerte dopaminérgica más estudiados y varias líneas de investigación sugieren que las mitocondrias pueden jugar un papel en el desarrollo de la afección. Estas son los componentes productores de energía de la célula y son fuentes principales de radicales libres, las moléculas que dañan las membranas, las proteínas, el ADN y otras partes de la célula. La oxidación es un proceso por el cual los radicales libres, moléculas inestables que les falta un electrón, reaccionan con otras moléculas, como el hierro, por ejemplo. Los radicales libres se forman habitualmente en el cerebro y en el cuerpo, pero existen mecanismos que los eliminan. En los pacientes con Parkinson, este mecanismo no es muy efectivo o bien se produce una formación anómala de radicales libres, detectándose en sus cerebros cambios relacionados con el estrés oxidativo, incluido el daño de radicales libres al ADN, las proteínas y las grasas. Puede ser que algunas toxinas ambientales contribuyan a esta formación anómala. En la mayoría de los casos, los antioxidantes protegen a las células del daño causado por los radicales libres.