Capítulo 14. El asociacionismo estudiantil contra el Estatuto de Formación Profesional

Las asociaciones de alumnos a partir del Estatuto de Enseñanza Industrial de 1924

La Dictadura de Primo de Rivera no obvió esta tradición asociativa que se había amparado en la ley de 1887, por la cual se establecía el derecho de asociación a toda aquella entidad de fines religiosos, políticos, científicos, artísticos, benéficos y de recreo o cualquiera otro lícito sin objeto el lucro o ganancia. Con esta ley se daba nacimiento en la Escuela de Villanueva y Geltrú a la Asociación de Alumnos Obreros desde 1917. En noviembre de 1923 salía a la luz el primer boletín, Butlletí de l’Associació d’Alumnes Obrers de l’Escola Industrial de Vilanova i Geltrú, con el objetivo de poner en contacto la vida interior de la asociación y de la escuela con el pueblo, y así favorecer la divulgación de las actividades y la cultura popular.[2] La vida de esta asociación y la publicación del boletín tuvieron continuidad con la Dictadura de Primo de Rivera. O en la Escuela de Trabajo de Barcelona, ya desde el 26 de julio de 1918, con el Instituto de Alumnos y Ex alumnos de la Escuela de Trabajo.[3] La finalidad era organizar una activa vida cultural y llegaron a publicar un boletín titulado Cultura i Treball.[4] Fue la primera agrupación obrera de España que se reunió en 1919 para deliberar, de forma organizada y seria, sobre la mejor forma de actuar a favor de la cultura del pueblo.[5]

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