Arquitectura monástica

Preliminar

Partimos de la premisa incuestionable de que cualquier comunidad religiosa precisa de la existencia de determinadas estructuras arquitectónicas para poder asentarse y desarrollar su actividad tanto en el plano espiritual como en su vida cotidiana. Desde las iniciales agrupaciones de eremitas, en donde los miembros se organizaban en torno al maestro espiritual habitando en chozas situadas anárquicamente, hasta los grandes conjuntos monásticos medievales construidos en torno a la iglesia abacial y compuestos por un número variable de patios porticados alrededor de los cuales se abrían las dependencias destinadas a los monjes de la comunidad y a locales dedicados a usos complementarios.

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