Armas y política en la reorganización de la provincia

1852/1853: un bienio conflictivo

Durante la estadía del gobernador propietario Celedonio Gutiérrez en San Nicolás de los Arroyos para la firma del Acuerdo entre las provincias, el general Alejandro Espinosa fue elegido gobernador y capitán general interino de Tucumán por la Sala de Representantes. Los «liberales» —en su mayoría reincorporados a las lides políticas provinciales luego de Caseros— apelaron al sufragio y a la modificación de la representación legislativa, para destituir al tradicional gobernador rosista.[2] Mediante influencias de Salustiano Zavalía se aprobó una ley que otorgaba a los departamentos de Capital y Monteros ocho y cuatro diputados en función de «su mayor población y cultura», en lugar de cuatro y dos, como había sido la representación usual.[3] Los resultados electorales fueron favorables a los candidatos liberales, que consiguieron un importante caudal de votos que superaban los cuatrocientos sufragios en el distrito de Capital, mientras que los candidatos gutierristas no alcanzaron a conseguir doscientos votos.[4] De modo que, en ausencia del gobernador propietario, la dirigencia liberal demostró mayor capacidad para movilizar al electorado y controlar a la Sala de Representantes. El efecto inmediato de esta elección consistió en la sanción de una ley de destitución del gobernador Celedonio Gutiérrez, a quien se acusó de complicidad con el régimen rosista, de ejercicio prolongado de la suma del poder público y de ostentar un mandato de origen ilegítimo.[5] El derrocamiento de Gutiérrez en Tucumán y de Juan Manuel Saravia en

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