Aproximación a la propaganda de guerra

El uso de la palabra propaganda tiene en nuestros días y en numerosas ocasiones un carácter peyorativo: calificar de propaganda un mensaje cualquiera puede equivaler a que este sea considerado negativo, falso o carente de honradez. En efecto, propaganda se asocia a control, a una pretensión de alterar o mantener un determinado equilibrio de poder a favor del emisor del mensaje, es decir, del propagandista. Este carácter peyorativo del término comenzó a tomar carta de naturaleza después de la Primera Guerra Mundial. De todos modos, en el período de entreguerras siguió manteniendo una connotación positiva en la Unión Soviética y en los regímenes dictatoriales. Durante la Segunda Guerra Mundial y posteriormente el mundo occidental evitó el uso del término, aunque no, desde luego, de la propaganda en sí. Además, por su origen claramente papista, el mundo protestante rechaza el término desde que aparece y sólo lo utiliza con una connotación negativa.Aunque sabían muy...

Este sitio web utiliza cookies, propias y de terceros con la finalidad de obtener información estadística en base a los datos de navegación. Si continúa navegando, se entiende que acepta su uso y en caso de no aceptar su instalación deberá visitar el apartado de información, donde le explicamos la forma de eliminarlas o rechazarlas.
Aceptar | Más información