A modo de preámbulo: el juego de la boda

El miércoles 24 de octubre llegué al colegio aproximadamente a las 10.30 h. Era la hora del recreo y me encontré con el tumulto que montaba el alumnado cuando salía al patio. Noté un cierto revuelo entre las y los niños gitanos. Estaban muy alegres y me saludaron con prisas por irse a jugar. Salían juntos y, por su entusiasmo, parecía que estaban organizándose para algo. En el pasillo, Mari y Amparo, dos niñas gitanas de tercero y cuarto curso, en cuanto me vieron, se acercaron a mí corriendo para preguntarme insistentemente si me iba a quedar a comer en el colegio como hacía casi todos los días. Cuando les dije que sí, muy contentas, me informaron de que, si quería, podría asistir a la boda. «¿Qué boda?», les pregunté. Inmediatamente, me contaron ilusionadas el juego que se llevaban entre manos desde el día anterior: «Ayer en el recreo celebramos una boda, se casaron Fátima y Manuel» (nueve y ocho años respectivamente). Mari, haciéndose la interesante,...

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