1830

El reinado de Luis XVIII fue relativamente moderado, en comparación con el de su hermano y sucesor, Carlos X. El comienzo tuvo ya un tono carnavalesco. El nuevo rey, que accedió al trono en 1824, se hizo ungir en Reims, como era tradicional en el antiguo régimen, pero cosa a la cual había renunciado prudentemente el anterior soberano. De entrada se trataba de una ceremonia totalmente anacrónica e incluso ridícula, pero es que además resultaba «políticamente incorrecta» (en palabras actuales) al poner el acento en el origen divino de la autoridad real (ungido de Dios, rey por su gracia), y el carácter absoluto del poder. La desafortunada iniciativa simbólica fue seguida por medidas concretas, de carácter político, pero con el mismo talante, tal como encargar la formación de los sucesivos gobiernos a personajes de ideología cada vez más reaccionaria. Los consecuentes intentos de acabar con las pocas libertades existentes, crearon fuertes tensiones (Hobsbawm, 1987;...

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